31.1.14

Mi vida como mamá - Parte II

Los primeros 6 meses pasaron en cámara lenta. Los días se me hacían eternos hasta que Jorge llegara a casa. Tenía pánico que anochezca porque sabía que tenía que levantarme 1 o 2 veces en la madrugada para dar de lactar a Xavier Andrés. No puedo explicar el cansancio que sentía encima.

Debido a su bajo peso al nacer, el pediatra decidió atrasar la introducción a las papillas. Así que, empezamos este proceso un mes más tarde. Y así, a los 6 meses, Xavier Andrés probó su primera papilla, la cual fue una experiencia bastante buena dado que yo pensaba que iba a terminar bañada en puré de manzana. Esta etapa fue excelente! Comía todas las papillas de frutas con cereal que le ponía en frente. Al siguiente mes: sopas. La consabida "sopa verde" que al parecer todos los bebés detestan, para él fue una experiencia muy llamativa.

Su desarrollo fue super bueno, a los 10 meses lo llevamos por primera vez a la playa (bueno, ya había estado antes pero "de pasadita")... como es normal, la arena no le simpatizó mucho. Estaba absorto en el mar, su mirada decía: cómo funciona esto mamá?. Y sí, es un niño muy observador, no se le va una! Y bueno, qué podemos hacer, lo que se hereda no se hurta dicen por ahí...

Los días, semanas, meses, transcurrían y aunque una piensa que a medida que crecen, las mamás tendremos tiempo para descansar, esa es una gran mentira. Claro, si eres tú la que te dedicas a criar a tu hijo, porque sino, el cantar es otro... Pero a pesar del cansancio extremo, que pides a gritos minutos de paz y tranquilidad hecha un ovillo en tu cama, sin que nadie te moleste ni te caigan encima... por más que sientes que estás parada porque la física lo permite, no cambiaría nada de lo vivido junto a mi pequeño cangrejito. No hay satisfacción más grande en el mundo que criar a tu hijo, vivir cada logro, cada etapa, más aún en la actualidad en que vivimos en un mundo tan frío, tan snobista, tan falto de valores, tan falto de amor...

El trabajo más duro, es el de ser mamá (sin desmerecer a los padres, ojo!). Pero siempre, siempre, siempre, la responsabilidad caerá en la mamá. Siempre están todos pendientes si el niño tiene un rasguño -ah! es que no tuviste cuidado y lo dejaste caer; si no come -ah! es que lo malcrias y lo dejas hacer lo que él quiera; y la lista puede seguir infinitamente! Mientras todos en casa tienen el tiempo del mundo para arreglarse y ponerse guapos para salir, una tiene el mismo tiempo... pero para bañar, vestir, arreglar a tu hijo y... bañarte, vestirte y "arreglarte" tu (sin contar con que hay que arreglar la pañalera y cruza los dedos que tengas mamaderas limpias y esterilizadas, porque sino el tiempo de baño se reduce). Antes, uno salía en 5 min. Ahora, salimos en 15 min. (con suerte ja!). Antes, bajarse del carro era un acto al puro estilo Flash Gordon. Ahora, lo pienso 2 veces antes de hacerlo: arma coche, sienta al crío, pon la pañalera, amarra a Pepe al coche, amarra al crío al coche... -listos? -eeehh mejor me quedo!

Salir de viaje es otra aventura! Todo lo que una lleva en la pañalera "por si acaso" es casi la media casa en versión miniatura. En nuestro caso, las veces que hemos viajado, han sido excelentes experiencias llenas de risas... y espero que siempre sean así! Creo que... no, estoy convencida que, nuestros miedos, frustraciones, alegrías, paz, etc se las transmitimos a nuestros hijos, y creo que he logrado transmitirle eso a Xavier Andrés. En términos generales soy bastante tranquila (mi mamá diría "pasiva"), y supongo que al tomar las cosas con esa tranquilidad/pasividad han hecho que mi hijo sea un niño seguro, confiado y alegre. No es que sea una mansa paloma, porque no lo soy, pero muchas veces prefiero tomar las cosas con calma o pensarlas bien antes de tomar alguna decisión... Y como todos, tengo esas "fibras" que hacen que ruja como leona!

La primera palabra de Xavier Andrés fue "mama"... el mejor regalo, la mejor música que mis oídos pudieron escuchar. Cuando asumes que Dios te presta a estas personitas para que continúe su legado con la humanidad, empiezas a mirar y observar las cosas desde otra perspectiva. Empiezas a poner real peso a momentos o situaciones que antes ni siquiera las hubieses contemplado o te hubiesen parecido absurdas. Las prioridades cambian. La vida entera te cambia. Las personas piden a Dios (cual sea en el que crean) milagros, hechos, cosas... todas las noches, le pido que me de sabiduría, tranquilidad, salud para guiar a mi familia, en especial a este chiquitín que tiene una vida por delante. Mi anhelo es que sea un niño independiente, seguro, optimista, lleno de valores... mi mayor misión con él es guiarlo, con respeto y amor, por el camino que él decida. Como mamá, quisiera evitarle heridas pero esa no es la vida real. En la vida hay alegrías, desdichas, ascensos, descensos... Quiero que él aprenda a pelear sus batallas, y así como festejaremos sus triunfos, también estaremos a su lado en sus fracasos. Por lo pronto, él ganó su primera batalla al nacer, así que sé que él es un niño fuerte, con ganas de vivir y enfrentar la vida por los cuernos!

Pepe, infaltable compañero.

Foto tomada por Ale Tabarez

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